En un escenario donde la digitalización y la conectividad son pilares fundamentales del desarrollo económico y social, Telmex, la empresa emblemática de telecomunicaciones en México, se encuentra en medio de una encrucijada. Carlos Slim Helú, el magnate detrás de este gigante, enfrenta uno de los desafíos más grandes de su carrera empresarial: rescatar a Telmex de una década marcada por números rojos y obstáculos regulatorios.

La crisis financiera que enfrenta Telmex no es un secreto. Desde hace al menos diez años, la compañía ha estado operando en pérdidas, dejando de repartir dividendos y viéndose envuelta en una serie de desafíos financieros y regulatorios que amenazan su viabilidad a largo plazo. Carlos Slim lo ha expresado claramente: Telmex ya no es un negocio rentable.

Una de las principales causas de esta situación es el alto pasivo laboral que la empresa ha heredado, con más de 41 mil jubilados y una deuda que asciende a al menos 270 mil millones de pesos para su mitigación. Esta carga se ha vuelto insostenible, y aunque se están tomando medidas para reestructurar las jubilaciones, el camino hacia la estabilidad financiera sigue siendo arduo y lleno de incertidumbre.

Pero las dificultades de Telmex no se limitan a su situación financiera interna. La empresa también ha enfrentado una serie de obstáculos en el ámbito regulatorio y competitivo. Las barreras impuestas por varios gobiernos, incluyendo el actual liderado por Andrés Manuel López Obrador, han dificultado su participación en el mercado de televisión de paga, una arena que se ha vuelto cada vez más crucial en el panorama de las telecomunicaciones.

Ante las críticas que sugieren un trato preferencial por parte del gobierno, Slim ha defendido la posición de Telmex, argumentando que su exclusión del mercado de televisión de paga demuestra lo contrario. Sin embargo, el empresario reconoce que Telmex enfrenta una batalla cuesta arriba y que la reestructuración necesaria para aligerar su carga financiera llevará tiempo y paciencia.

En medio de estas adversidades, Slim ha reiterado su compromiso con Telmex, desmintiendo la noción de que la empresa fue un regalo durante su privatización en 1990. Destaca la inversión masiva realizada para modernizar y expandir la red, subrayando que, a pesar de los desafíos actuales, Telmex sigue siendo un negocio en el que está dispuesto a apostar por su futuro.